viernes, 28 de agosto de 2015



EPISTEMOLOGÍA:  MARCO HISTÓRICO-FILOSÓFICO
(Parte I)

José Guerra T. y Otros. 

La dedicación cada vez más intensa que en la actualidad se le da a la ciencia y la diversidad y especialización crecientes de las disciplinas científicas, ha permitido tener un conocimiento cada vez más profundo del mundo que, aparte de la satisfacción intelectual que ello supone, también permite un aprovechamiento práctico de indudable importancia para la vida y la felicidad humana. Los avances en medicina, agricultura, prevención de catástrofes, medios de comunicación, etc, son una referencia cotidiana de cómo una investigación más o menos orientada, más o menos condicionada, produce beneficios para la humanidad. Al margen de estos riesgos, demasiado presentes para ser obviados, se puede convenir que la ciencia investiga el mundo por el afán de conocimiento, por la necesidad de satisfacer la curiosidad que suscita lo que rodea al ser humano,  lo que no ve, pero intuye, y con el objeto de sacar provecho práctico para la vida de la especie y el entorno.




 Desde un punto de vista filosófico, y en un nivel que nada tiene que ver con la divulgación o el periodismo científico, la actividad científica misma y sus productos plantean un número considerable de interrogantes que no interesan primariamente al hombre de ciencia, porque no son preguntas propias de la ciencia real sino de lo que se conoce con el nombre de metaciencia, a saber: las cuestiones que conciernen la definición y clasificación de los conceptos científicos; el problema de los términos teóricos de la ciencia; la naturaleza de las leyes científicas; la estructura lógica, evolución y sustitución de las teorías científicas; la contrastación empírica de las hipótesis y teorías; la lógica de la inferencia científica; la explicación científica; el progreso científico; la fundamentación del conocimiento; el sentido y la referencia de los términos de la ciencia; la verdad, etc.
Estas cuestiones y muchas más, que son las que interesan al filósofo o teórico de la ciencia, constituyen las preguntas de carácter metodológico, lógico, y semántico que agotan el objeto de una disciplina que  ha venido ganando trascendencia para la comprensión de los diferentes elementos, componentes y procesos que se encuentran implícitos en la estructura del conocimiento científico: La Epistemología, que Rivadulla (2005) cataloga como “una disciplina de rango metacientífico: mientras la ciencia investiga el mundo, la  Epistemología analiza la ciencia misma” (p. 11).
Desde la perspectiva de esta definición, se puede afirmar que la Epistemología constituye la Filosofía de la Ciencia, puesto que implica la reflexión y el análisis del conocimiento científico, considerando los diferentes elementos y procesos que se encuentran implícitos y desarrollados en dicho conocimiento. Este planteamiento es reforzado por lo que señalan Byron, Browne y Porter (2000) cuando afirman que la Epistemología “es la teoría filosófica que trata de explicar la naturaleza, variedades, objeto y límites del conocimiento científico” (citados por Bernal, 2006).
Igualmente, se verifica lo expuesto con la definición que expresa Lenk (2000), cuando  cataloga a la Epistemología como “una disciplina filosófica básica que investiga los métodos de formación y aplicación, de corroboración y evaluación de las teorías y conceptos científicos y, a su vez, intenta fundamentarlos y evaluarlos” (Ibídem).
Cada uno de las definiciones anteriormente expuestas viene a ser la expresión de lo que constituye en la actualidad la Epistemología y refleja el resultado de un proceso histórico-filosófico que debe ser debidamente reflexionado y analizado, a los fines de entender la trascendencia e importancia que tiene este concepto para todo lo que tiene que ver con el quehacer científico, sus métodos, técnicas, instrumentos y sistemas de análisis e inferencias, entre otros.
Con relación a lo señalado, es necesario entender que la Epistemología como teoría o filosofía analítica de la ciencia representa la expresión actual de un proceso de desarrollo histórico del conocimiento y del conocimiento científico en particular desde sus orígenes, hasta la actualidad. Esta comprensión permite profundizar en los cambios que se han generado en los estilos de producir ciencia, desde una visión simplista-empirista y unidimensional hasta lo que en la actualidad de conoce como pensamiento complejo.
Una de las primeras manifestaciones a partir de la cual se puede abordar el concepto de Epistemología desde una perspectiva histórico-filosófica se encuentra representada, en primer lugar, en los sofistas griegos del siglo V Antes de Cristo, quienes cuestionaron la posibilidad de que hubiera un conocimiento fiable y objetivo. En ese sentido, uno de sus principales representantes, Gorgias,  afirmó que “nada puede existir en realidad, que si algo existe no se puede conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se podría comunicar” (citado por Gutiérrez, 2001, p. 17). Otro sofista importante, Protágoras, mantuvo que ninguna opinión de una persona es más correcta que la de otra, porque cada individuo es el único juez de su propia experiencia (Ibídem).
Platón, desde la perspectiva del idealismo intentó contestar a los sofistas dando por sentado la existencia de un mundo de formas o ideas, invariables e invisibles, sobre las que es posible adquirir un conocimiento exacto y certero. Mantenía que las cosas que se ven y palpan  “son copias imperfectas de las formas puras estudiadas en matemáticas y filosofía” (Op. Cit., p. 19). Por consiguiente, de acuerdo a este planteamiento sólo el razonamiento abstracto de esas disciplinas proporciona un conocimiento verdadero, mientras que la percepción facilita opiniones vagas e inconsistentes. En esta visión se señala una concepción en la cual la contemplación filosófica del mundo oculto de las ideas es el fin más elevado de la existencia humana.

 

 
Por otra parte, Aristóteles aun cuando siguió a Platón al considerar el conocimiento abstracto superior a cualquier otro, discrepó de su juicio en cuanto al método apropiado para alcanzarlo. Aristóteles mantenía que casi todo el conocimiento se deriva de la experiencia. El conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con la abstracción de los rasgos que definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La observación cuidadosa y la adhesión estricta a las reglas de la lógica, que por primera vez fueron expuestas de forma sistemática por Aristóteles, ayudarían a superar las trampas teóricas que los sofistas habían expuesto. Las escuelas estoica y epicúrea coincidieron con Aristóteles en que el conocimiento nace de la percepción pero, al contrario que Aristóteles y Platón, mantenían que la filosofía había de ser considerada como una guía práctica para la vida y no como un fin en sí misma.
Después de varios siglos de declive del interés por el conocimiento racional y científico, el Escolasticismo, representado en Tomás de Aquino y otros filósofos de la edad media ayudaron a devolver la confianza en la razón y la experiencia, combinando los métodos racionales y la fe en un sistema unificado de creencias. Tomás de Aquino coincidió con Aristóteles en considerar la percepción como el punto de partida y la lógica como “el procedimiento intelectual para llegar a un conocimiento fiable de la naturaleza, pero estimó que la fe en la autoridad bíblica era la principal fuente de la creencia religiosa” (Op. Cit., p. 29).
Entre la edad antigua y la edad media se evidencia un inicio y desarrollo de la epistemología en forma incipiente, reduciéndose su evolución a la polémica entre la concepción idealista del conocimiento propuesta en primera instancia por Platón y la concepción materialista señalada por Aristóteles en la edad antigua, aspecto que es confirmado en la filosofía escolástica de Tomas de Aquino, con el componente de la fe religiosa como aspecto distintivo.
En la edad moderna, desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la cuestión principal en Epistemología consistió en contrastar la razón contra el sentido de percepción como medio para adquirir el conocimiento; es decir, que se mantenía la dicotomía idealismo y materialismo, esta vez bajo las figuras del racionalismo y el empirismo, como dos modalidades de expresión de las formas y estructuras del conocimiento que se proponen a  lo largo del proceso evolutivo de la Epistemología como disciplina analítica de la ciencia.  Para los racionalistas, entre los más destacados el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz, la principal fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento deductivo basado en principios evidentes o axiomas. Para los empiristas, empezando por los filósofos ingleses Francis Bacon y John Locke, la fuente principal y prueba última del conocimiento era la percepción .
 

sábado, 1 de agosto de 2015

LA IMPORTANCIA DE LAS PREGUNTAS  DE INVESTIGACIÓN 


Autor: Jesús Guerra G. 





Toda investigación debe partir de una duda, de una falta de información, de un desconocimiento acerca de algo, lo que lleva a plantearse interrogantes que le permitan al investigador buscar las respuestas a las mismas. Este planteamiento constituye el argumento desde el cual se sustenta la formulación de preguntas para la realización de todo proceso de investigación. Aun cuando esta argumentación puede ser fácil de entender y asumida como explicación que justifique el por qué se constituyen como necesarias las interrogantes en las tareas relacionadas con la gestión y ejecución de las indagaciones científicas, se hace necesario abundar en el sentido y  pertinencia de este argumento, así como en las orientaciones prácticas a considerar en su ejecución y es eso lo que se pretende hacer en las próximas líneas. 
Tamayo y Tamayo (2004) justifica la necesidad de plantearse preguntas de investigación de la manera siguiente: 



El hombre como ser racional necesita disponer de explicaciones satisfactorias de los acontecimientos que observa y muy a menudo sucede que para un hecho determinado no se cuenta con la explicación que nos de razón de su ocurrencia. De ahí que se sienta la necesidad imperiosa de encontrarla y comprobarla por medio de una investigación. Pues bien, otra manera de identificar problemas consiste en preguntarnos por la posible explicación que podamos dar a una posibles observaciones (p. 124).

De acuerdo con lo señalado, las preguntas de investigación representan recursos con los cuales el investigador orienta la necesidad de explicación sobre las realidades que observa, constituyendo una forma de darle mayor precisión e identificación al problema, especificando los aspectos que forman parte del mismo y que requieren ser explicados a través de las tareas de indagación que se deberán llevar a cabo.
A partir de una clara identificación y precisión del problema a través de las preguntas de investigación, es posible igualmente abordar con mayor fluidez y claridad aspectos claves en el desarrollo de la actividad indagatoria. Entre esos aspectos se pueden destacar el  marco referencial teórico del estudio y los procesos relacionados con la obtención de los datos e informaciones.



 

Con relación al marco teórico, es pertinente la afirmación que realiza Abreu (2012): "un marco teórico que no esté conectado al planteamiento del problema y a las preguntas de investigación no es un marco teórico adecuado a la investigación que se encuentre en curso" (p. 2). La elaboración de un marco teórico coherente y ajustado a la realidad que se quiere investigar depende de su conexión con las preguntas de investigación, pues estas, como ya se ha dicho, representan el modo de identificar y precisar el problema y por lo tanto, especifican sus elementos de tal forma que puedan ser abordados por los conceptos y principios a desarrollar en el marco teórico.
La importancia de orden operativo relacionada con las preguntas de investigación, es expuesta por Bernal (2006) cuando afirma que uno de los requerimientos a considerar para la elaboración de los instrumentos de recolección de datos como el cuestionario es "tener claros, los objetivos, las hipótesis o las preguntas de investigación que va a realizarse" (p. 219). 
Como herramienta de importancia fundamental para la identificación del problema, al igual que las hipótesis y objetivos, las preguntas de investigación permiten determinar cada una de las aristas que lo constituyen y, por tanto, facilitan la elaboración de los indicadores e ítemes de los instrumentos con los cuales se recogerán los datos e informaciones en las investigaciones de campo o los conceptos y categorías a abordar en las fuentes secundarias a emplear en las investigaciones documentales. 







El formular preguntas solo por formularlas no constituye la forma más recomendada para obtener la mayor utilidad de ellas en el proceso de investigación. En ese sentido, es importante considerar las siguientes sugerencias para que tengan realmente pertinencia con lo que se quiere indagar:

  •  No formule preguntas de tal forma que su respuesta sea un simple si o no. Por ejemplo, no pregunte: ¿Ha impactado la violencia en los principales centros urbanos de Venezuela desde el año 1980? Pregunte: ¿Cuál ha sido el impacto de la violencia en los principales centros urbanos de Venezuela desde el año 1980?
  • Evite plantear preguntas dilemáticas tipo ¿El Socialismo aumenta o disminuye la pobreza? Puede preguntar: ¿Qué impacto ha habido en los niveles de pobreza en los países socialistas en el siglo XX?
  • No formule preguntas futurísticas como ¿Puede la biotecnología mejorar la agroindustria en el futuro? Pregunte: ¿Cuáles son las áreas de la agroindustria que pueden mejorar su desempeño a través de la biotecnología en los próximos 05 años?
  • Evite preguntas que indaguen sobre el estado mental de las personas, tal como ¿Por qué Marx pensó que el Comunismo era la idea política correcta?
  • Es importante tener claramente definido y delimitado el problema de investigación antes de formular las preguntas de investigación. Si no ha realizado estos dos pasos previos, no es recomendable hacer ninguna interrogante.
Como complemento a las sugerencias antes expuestas, es importante señalar que el planteamiento correcto de las preguntas de investigación constituye un apoyo al razonamiento lógico, lo que permite tener claro lo que se va a realizar. En ese sentido su redacción: 1) no debe dar cabida a la vaguedad, es decir debe ser lo más concreta y precisa posible; 2) debe dejar claramente evidente lo que se pregunta; tener precisión, es decir ser puntual y exacta; 3) ser completa, es decir contener un adverbio de interrogación, sujeto y predicado. 
Preguntar representa una tarea crucial en la investigación, pues determina en qué medida esta puede desarrollarse de manera coherente, conocer y profundizar en el problema objeto de estudio y las posibles soluciones al mismo. Tener en cuenta esto es fundamental para llevar a cabo un trabajo coherente y ajustado a los parámetros del pensamiento científico. 



 REFERENCIAS 

Abreu, A. (2012). "La relación entre el marco teórico, las preguntas de investigación y objetivos de investigación". Daena: International Journal of Good Conscience 7(2). 174-186. Julio 2012. [En línea]. Disponible en: http://www.spentamexico.org/v7-n2/7%282%29174-186.pdf. 

Bernal, C. (2006). Metodología de la investigación: para administración, economía, humanidades y ciencias sociales. México: Prentice-Hall. Pearson Educación. 

Tamayo y Tamayo, M. (2004). El proceso de la investigación científica. México: Limusa. 







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